Gestión de comunicación para epidemias del siglo XXI - Parte I
UN NUEVO MODELO QUE APROVECHA LAS REDES PARA EL CONTROL DE BROTES COMO
EL ZIKA
Pocas cosas en el mundo aterran
más a los seres humanos que una epidemia. Desde tiempos ancestrales, las
epidemias han causado pánico masivo porque son impredecibles, porque no existe
una cura inmediata o vacuna, y porque no pueden ser controladas por las
instituciones de salud. El resultado ha sido la muerte de millones de seres
humanos y cambios socioeconómicos de gran impacto, como el causado por la peste
negra en Europa a mediados del siglo XIV.
La incertidumbre, la confusión
social y el sentido de urgencia de la población acompañan al crecimiento de una
epidemia, que si no es atacada oportunamente puede llegar a remover la
estructura política del país y la región afectada. Basta imaginarse qué pasaría
con las zonas turísticas de Colombia o Brasil, y con su situación económica, si
el zika continúa avanzando y no se controla ni se previene.
Los medios de comunicación son
espacios clave que han contribuido a reducir la cantidad de contagios y evitar
el pánico. Sin embargo, si no están bajo una coordinación constante y mensajes
liderados por la autoridad sanitaria (regional, nacional y local), pueden
causar retrasos en el control de una epidemia y minar la confianza de la gente
en las instituciones encargadas de velar por la salud pública en cada país.
Con el tiempo, los gobiernos y
organismos mundiales han generado una serie de protocolos en la materia que han
permitido el alineamiento entre medios de comunicación, gobiernos nacionales y
organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización
Panamericana de la Salud (OPS). Esta triangulación parecía suficiente para
mantener informada a una población ansiosa y preocupada, cambiar
comportamientos y controlar los brotes.
Sin embargo, en las epidemias del
siglo XXI, los protocolos creados hasta hace unos años quedan casi obsoletos.
No solo se han incrementado los riesgos para la generación de los virus,
también se ha complicado la gestión de comunicación alrededor de ellos. Ya no
es suficiente con las cartillas informativas o los anuncios publicitarios en
medios tradicionales, por citar dos ejemplos.
Hoy en día, a esa alianza entre
medios de comunicación, gobierno y organismos mundiales, se debe sumar el
ciudadano digital. Esta persona, que podría ser un paciente, un familiar, un
profesional médico o un usuario normal, está redefiniendo las normas de relacionamiento.
Es parte de la transformación digital que estamos viviendo.
Un caso claro es el estado de
emergencia emitido por la OMS y el Ministerio de Salud y Protección Social de
Colombia a raíz del zika. La emergencia se ha volcado también a los medios digitales.
La información sobre el virus, los síntomas y los posibles casos de
malformaciones en la gestación, fueron durante enero y febrero los términos más
buscados en Google en el mundo. El interés sobre el zika implicó un incremento
del 3.000% en las búsquedas de los ciudadanos digitales.
Twitter es otro espacio donde el
virus ha sido protagonista –como fuente de información y tema de conversación–.
Entre enero y marzo de este año se registraron aproximadamente 6,8 millones de
tuits con la palabra ‘zika’; unos 1,8 millones de tuits salieron de Brasil,
México y Colombia –algunos de los países de la región afectados por la
epidemia–. La conversación en la plataforma ha girado alrededor de casos
detectados, el riesgo para las mujeres embarazadas y rumores sobre los efectos
del virus, entre otros.
Entre las diversas fuentes,
entidades públicas como el Ministerio de Salud en Colombia y organizaciones
internacionales como Unicef, han promovido campañas informativas para guiar a
la población. Por ejemplo, unos 11 mil tuits con la etiqueta #ControlAlZika,
promovida por el Ministerio (@MinSaludCol), se registraron entre febrero y
marzo de este año. En el mismo periodo hubo 48 mil tuits con la etiqueta
#zikazero, que hace parte de la campaña del gobierno brasileño para erradicar
la epidemia.
El aporte de los gobiernos y las
organizaciones multilaterales intenta responder a un reto: las epidemias,
además de ser un problema de salud pública, son un problema de comunicación en
la sociedad. En la era digital, cualquier emergencia sanitaria se traduce en
miles de voces que interactúan entre sí, que interpretan información, debaten y
se vuelven medios propios. El riesgo, por supuesto, es que esta interacción
intensifique la emergencia hasta convertirla en pánico social. Sin embargo, una
adecuada intervención de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y
medios de comunicación, puede movilizar digitalmente a la población en
beneficio de los objetivos de interés general.
El primer paso es entender al ciudadano de
hoy, cuyo modelo de comunicación choca con la aproximación tradicional a la que
las organizaciones de salud estaban acostumbradas. Si se trata de generar
confianza en la población y liderar la conversación en Internet, hay que tener
en cuenta algunos aspectos para gestionar la comunicación de manera efectiva y
enfrentar las epidemias en tiempos de transformación digital:
• La población demanda recibir información precisa y adecuada. El
usuario se enfrenta a una sobrecarga de información provocada por la profusión
de contenidos en Internet llamada infoxicación. Este fenómeno requiere de una
presencia sólida por parte de las autoridades de salud, que les permita
posicionar las fuentes oficiales y destacar entre los miles de contenidos que
filtran datos imprecisos, rumores y teorías conspirativas sobre el virus, los
cuales generan confusión y desconfianza en la población.
Las organizaciones de la sociedad
civil también resultan fundamentales en esta tarea: haciendo las veces de
‘curadoras’ de información e intermediarias, no sólo le dan fuerza el mensaje
oficial sino que también fortalecen su propia voz.
• El control y prevención de un brote epidémico también se gestiona
desde el entorno digital. Si las personas no toman medidas preventivas, el
virus continuará su avance. Las organizaciones de salud deben usar internet
para interactuar e impulsar una corriente de opinión que sensibilice a la
población sobre las medidas de prevención que deben adoptar. Para lograr ese
resultado se requieren estrategias de relacionamiento innovadoras que respondan
a las expectativas de los usuarios.
Un ejemplo interesante se dio
alrededor del Huracán Patricia en México el año pasado. Si bien no se trató de
una epidemia sino de un posible desastre natural –que afortunadamente no tuvo
el impacto inicialmente previsto– la estrategia digital del gobierno tuvo un
horizonte muy definido: comunicar, organizar y conectar. Las posibles
limitaciones de penetración de las redes sociales en zonas con poca
conectividad no fueron un obstáculo: la Secretaría de Gobernación mexicana
también usó Internet como una fuente constante para radios y líderes políticos
locales, con lo cual logró multiplicar su mensaje en todo el país. En los dos
días clave de la emergencia, hubo 820 mil tuits sobre el paso del huracán.
• La conversación digital de los usuarios está a disposición para
centralizar los esfuerzos en controlar las epidemias. Es momento de
aprovechar el big data, fenómeno asociado a los miles de datos que se vierten
en Internet y que aportan conocimiento a empresas y gobiernos. En el caso de
las epidemias toda esta masa de información puede servir para rastrear la
propagación de los brotes, identificar dónde está la necesidad de información
para enfocar mejor las campañas de prevención –físicas y digitales- del
gobierno. CÓMO EVOLUCIONAR DE LA ERA DE LA CARTILLA A LA DE LAS REDES Para
hacer frente a un brote epidémico del siglo XXI, se necesita adoptar un nuevo
modelo de comunicación, y no solo el uso de nuevas herramientas. Ese es el gran
valor que diferencia a las organizaciones que están transformándose
digitalmente.
(Continuará en la Parte 2)
Fuente: www.desarrollando-ideas.com
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