La sostenibilidad en tiempos de crisis


La sostenibilidad y sus metas construidas a lo largo de décadas ofrecen una plataforma de conocimientos con el potencial de alimentar a 10 mil millones de personas y ofrecer todos los beneficios de una civilización tecnológicamente evolucionada
Director Ejecutivo de Envolverde, Dal Marcondes
El inicio de los años 2000 fue muy rico en iniciativas de sostenibilidad de empresas y organizaciones sociales en Brasil. Muchos de los grandes pensadores del área, como Ignacy Sachs y Ray Anderson pasaron un buen tiempo en reuniones y encuentros con ejecutivos y empresarios brasileños que soñaron con un país líder en Responsabilidad Social y acciones socioeducativas capaces de crear, en el país, los paradigmas de una nueva economía.
En ese entonces, las empresas y organizaciones pusieron como prioridad la adecuación a los preceptos de la Global Reporting Iniciative (GRI) cuando anualmente disponían sus Informes de Sostenibilidad. Organizaciones que propugnaban el respeto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), a los Principios de Ecuador y tenían como sueño integrar la billetera del Índice de Responsabilidad Social (ISE) de la BM&FBovespa.

Las estructuras de sostenibilidad dentro de grandes empresas sufrieron bajas y profesionales de primera línea en los momentos de avance, hoy o padecen en trabajos meramente burocráticos, o simplemente ya no forman parte de los equipos. El escenario no es alentador si comparamos con algunos pocos años atrás, cuando el sueño de transformaciones reunía en los mismos salones los principales ejecutivos nacionales de organizaciones como Greenpeace y WWF. Instituto Socioambiental, Repórter Brasil y gigantes del mundo corporativo, como Wal-Mart Brasil, Unilever, Cargill y Maggi, entre otras organizaciones de mismo porte.


A fines de 2015, la Organización de las Naciones Unidas obtuvo el acuerdo necesario para lanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -que sustituyeron los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio)- con 17 objetivos y 169 metas que deben ser alcanzadas por todos los países hasta el 2030. Bajo el punto de vista de los acuerdos y normativas internacionales, hubo un gran avance en la última década y media, con las Conferencias de las Partes (COP) en diversa áreas, principalmente sobre Clima, que con los estudios realizados por el IPPC consiguieron derribar muchas de las argumentaciones presentadas por escépticos sobre el impacto de las acciones humanas respecto a los cambios en el clima global. El problema no está más en el campo de las leyes y de las regulaciones.



Es conocido que los diagnósticos están hechos con grande margen de certeza que el actual medio de exploración de los recursos naturales, la producción lineal y el descarte de residuos en el ambiente natural no pueden continuar como el procedimiento estándar. La alimentación industrializada y el nivel de desechos relacionado al consumo muestran sociedades aún individualistas y desenchufadas de los problemas naturales y humanos, recordando que esa separación entre lo natural y lo humano es artificial, una vez que la humanidad es parte del ecosistema natural de la Tierra.
La sostenibilidad y sus metas, construidas a lo largo de décadas de estudios y conferencias internacionales, ofrece una plataforma de conocimientos capaces de dar sustentación a una economía que tiene el potencial de alimentar 10 mil millones de personas con calidad y, aún, ofrecer todos los beneficios de una civilización tecnológicamente evolucionada. Empresas, gobiernos y organizaciones sociales están perfectamente habilitados a establecer metas y directrices en armonía con lo que hay de más avanzado en conocimiento, ciencia y utopía sostenible.
Para garantizar que eso efectivamente se pueda hacer, hay un ejército de profesionales calificados a la espera de la oportunidad para hacer la diferencia. Personas que construyeron el boom de la sostenibilidad en los últimos 20 años, que estudiaron gestión ambiental en las decenas de cursos que surgieron en el país, que han actuado y se han capacitado en cientos de actividades, y que han construido su conocimiento en diálogos y debates estimulados por medias ambientales, de sostenibilidad y por periodistas con actuación en los medios tradicionales.

Por: Dal Marcondes

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