Humanizar las empresas


La empresa es una zona de coexistencias y vivencias en la que la actividad laboral impacta la vida privada de las personas que en ella y con ella se vinculan, y por supuesto que también marca una gran huella en la vida pública y en la sociedad que esté inmersa.

Por ello desde hace 21 años y con más énfasis los últimos 9, estoy promoviendo desde mi modelo «Gerencia Humanista de Resultados» la necesidad de humanizar las empresas, y entreno a las personas para cultivar un ambiente en el que se cuide la salud física, emocional, social, laboral, espiritual, individual, colectiva, planetaria.
Entiendo que humanizar cada empresa es un acto que beneficia a socios, directivos, colaboradores, proveedores, clientes, ciudades, países, continentes.

Jaime España Erazo
Concibo el humanismo como la oportunidad de cumplir los más altos preceptos sociales y las más altruistas pautas de acción con las que se construyan vínculos de sano beneficio y contribución a la humanidad, la comunidad, la sociedad…
Admito que el humanismo tiene sentido cuando se ejerce desde la preocupación hacia las personas que forman parte de la empresa y se les reconoce como seres sensibles, inteligentes y capaces de cumplir su misión y de aprender evolutivamente para mejorar sus propios resultados.

Acepto que la humanización implica entender que una persona -a diferencia de los recursos y equipos que utilizamos en las organizaciones- modificará su comportamiento, su conocimiento y su gestión de acuerdo con cada nuevo impacto, experiencia o aprendizaje.
Consiento que dentro de la cultura de la humanización, cada transformación de una persona debe aportarle a los resultados deseables para sus integrantes y para la organización.

Considero que el impacto de cada interacción tendrá una plataforma positiva cuando se alimente de bondad, paciencia, inteligencia y carezca de astucia, negligencia e indisciplina.
Reflexiono que la gestión humanista comprende al menos los siguientes aspectos:
  • Retribuir de manera justa a colaboradores y negociar ecuánimemente con proveedores.
  • Retener únicamente a quienes demuestran virtuosismo en su comportamiento y competencia en su rol.
  • Permitir únicamente relaciones cordiales y trato digno.
  • Diseñar jornadas moderadas y contratos correctos con colaboradores, proveedores, clientes y demás.
  • Valorar más a las personas que a las estructuras, los recursos, los bienes y las metodologías de trabajo.
  • Apreciar más la ética que las competencias que la presión por competir.
Reflexiono que para humanizarnos es necesario expandir amor hacia quienes nos rodean, aunque no los veamos, siendo este el vínculo más poderoso entre los seres vivos.


Considero que en el planeta estamos despertando al amor y que las personas estamos optando por un estilo de vida más responsable, aunque aún no todos somos capaces de poner en palabras lo que estamos sintiendo.

Recapacito que una gran fuerza nos impulsa a evolucionar y que para mejorar necesitamos:
  • Amor: Capacidad para dar y recibir afecto, cuidado y ternura.
  • Bondad: Competencia de las personas que disfrutan siendo generosas y compasivas incluso con quien no conocen.
  • Casta: Clase especial de personas que con el más pulcro comportamiento custodian de otras personas y de todo lo que les rodea.
Creo firmemente que todos estos atributos pueden desarrollarse en las personas, en las organizaciones y en las comunidades.
Afirmo que es posible una acción humanista en la búsqueda del bien común.

Conozco personas que viven con honor y amor, y que cada día se esfuerzan por construir un mundo en el que la productividad genere felicidad, salud y abundancia social.
Finalmente manifiesto que conozco personas que cuidan que su empresa se mantenga socialmente sana, humanamente respetuosa y económicamente rentable.


Jaime España



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