Mejora Continua, todo cambio en las organizaciones comienza por los individuos que la conforman.
Actualmente, las organizaciones se encuentran inmersas en
un profundo proceso de cambio, el cual es considerado por muchos como una
“revolución mundial” que está modificando radicalmente muchas áreas del entorno
económico y social de las empresas. Dentro de éstos cambios podemos destacar,
la mejora tecnológica en materia de comunicación y redes sociales, los procesos
de globalización que obligan a las empresas a entrar en una competencia voraz
sin precedentes, un cambio en la fuerza laboral movido por la interacción de
cuatro generaciones en los puestos de trabajo y finalmente y no menos
importante, los cambios que está sufriendo nuestro planeta producto de las
malas decisiones tomadas en materia de protección ambiental.
Estas nuevas reglas del juego obligan a las empresas a buscar
más y mejores modelos de eficiencia que obedezcan a los retos actuales y
futuros que demandan los cambios vertiginosos a los cuales dichas empresas se
enfrentan. Así las cosas, hoy más que
nunca se hace imperativo que las empresas tengan claro cuán importante es el
papel que juegan los individuos en dichos procesos de cambio.
Precisamente, hablando de mejora continua, una de las
escasas consecuencias positivas de la ocupación de las fuerzas militares
norteamericanas a Japón en los años 50 fue precisamente el intercambio de ideas y
procesos entre ambas naciones. Dicho intercambio dio pie a la creación y mejora
de importantes métodos de gestión de calidad dentro de los que destacan el
concepto filosófico Kaizen o mejora continua. Kaizen es una palabra japonesa
cuya raíz etimológica proviene de la unión de los conceptos Kai (cambio) y Zen
(Bueno) ahora, si bien es cierto que Kaizen evoca una serie de procesos que
ayudan en general a optimizar la eficiencia y la calidad en las organizaciones,
su aplicación nace muchas veces desde el ámbito interno de cada colaborador, el
cual asume un compromiso individual hacia la calidad, partiendo de sí mismo e
involucrando paulatinamente al resto de sus compañeros en la organización. Desde ésta perspectiva, resulta propicio
entonces definir kaizen como un proceso de auto superación personal continuo,
el cual mediante pequeños cambios cotidianos pero secuenciales terminan generando
acciones concretas que conducen de forma paulatina a un modelo de excelencia en
las organizaciones.
Partiendo de ésta premisa, podríamos decir que todo cambio
tendiente a mejorar los procesos y la implementación de un modelo de gestión de
calidad en las organizaciones, debe indefectiblemente iniciar desde lo más
profundo de cada individuo, dado que las organizaciones están compuestas por
éstos y que los verdaderos cambios permanentes germinan muchas veces a partir de
una metamorfosis interna en cada uno de ellos que los lleve en la mayoría de
los casos a reinventarse, a reaprender y a desaprender muchos de esos
conocimientos y comportamientos actitudinales, los cuales pudieron haber sido
útiles para éstos colaboradores en otros tiempos, sin embargo; hoy en día,
muchos de éstos conocimientos resultan obsoletos e inadecuados para aquel
colaborador que se proponga alcanzar los nuevos retos que la organización le
demanda.
Así las cosas, estaríamos en capacidad de afirmar que en
una organización no podemos hablar de cambio, al menos no de cambio sostenible
hasta que se haya trabajado a profundidad en mejorar aquellas competencias y
habilidades de los individuos que conforman la organización, para hacer de
éstos personas más abiertas a los procesos de cambio. Lamentablemente lo que sucede en la mayoría
de las empresas y organizaciones es que muchas veces nos centramos más en
cambiar los procesos y sistemas que en tratar de cambiar a las personas que las
conforman.
En primera instancia definamos que es cambio: El cambio
es un principio fundamental de la creación.
En otras palabras, nada ni nadie puede permanecer inmune o indiferente
al cambio. El cambio es además evidencia
de que nos mantenemos vivos, así como de que nuestro paso por la vida es finito
y está en constante evolución.
El ser humano experimenta a lo largo de su vida 3 tipos
de cambio que pueden modificar significativamente su comportamiento en el plano
personal, laboral y profesional:
- Aquellos cambios que suceden a lo externo del individuo y terminan afectándolo directa o indirectamente. Un ejemplo de esto son los que se dan a lo interno de la organización a la cual presta sus servicios.
- El cambio que ocurre dentro de nosotros mismos como parte de un proceso de crecimiento o madurez, o bien provocado por una situación extrema como la muerte de un ser querido, un accidente de tránsito o un evento violento.
- Y finalmente, el cambio que nosotros mismos iniciamos producto de un nuevo enfoque o bien de la necesidad de hacer las cosas de forma diferente.
José Ángel Muñoz |
Sea cual sea el tipo de cambio que experimente el
individuo, siempre encontrará una resistencia natural y casi instintiva a
dichos cambios. Entonces surge la
pregunta: ¿Cómo pueden las organizaciones ser aquellos catalizadores que
despierten en sus colaboradores la necesidad de iniciar un proceso interno que
les permita aprender prepararse adecuadamente para recibir de forma asertiva
los cambios? Quiero compartir con ustedes cuatro valiosos consejos que pueden
poner en práctica las organizaciones para ayudarles a sus colaboradores a
asimilar de forma más favorable dichos procesos:
- Enséñeles a buscar la excelencia en todo: aquellos colaboradores que se comprometen con la calidad y la excelencia en las organizaciones suelen estar más abiertos a los procesos de cambio ya que consideran que éstos son parte de un sistema de mejora que les lleva a desempeñar mejor su trabajo y por ende dar un mejor servicio a sus clientes.
- Edúquelos para que aprendan a ser mentalmente más flexibles: la flexibilidad cognitiva o flexibilidad mental puede definirse como aquella facilidad del cerebro para adaptar nuestros comportamientos competencias y habilidades a situaciones desafiantes, novedosas o cambiantes. En éste sentido, un colaborador mentalmente flexible es aquel que toma los cambios de una forma menos rígida o estructurada, que reconoce que aquello que ha venido haciendo ya no funciona y está en la mayor apertura de abrirse a nuevas formas de llevar a cabo su trabajo.
- Convénzales de aprender a convivir con la incertidumbre: para nadie es un secreto que la incertidumbre nos genera una alta dosis de angustia y ansiedad, provocada principalmente por un temor muchas veces irracional hacia los eventos que sucederán en un futuro. Aprender a convivir con la incertidumbre significa adaptarnos a un mundo en el cual no podemos dar por cierto nada de lo que somos o tenemos, ya que el ritmo vertiginoso de cambio hace que lo que hoy nos brinda seguridad, mañana puede dejar de existir. Además, implica vivir el presente con la intensidad y pasión necesarias que nos permita a través de las decisiones que tomamos hoy construir un mejor futuro mañana.
- Invítelos a salir de su zona de confort: uno de los factores de resistencia al cambio más fuertes en las organizaciones es precisamente que muchos de sus colaboradores deciden vivir permanentemente en su zona de confort, de forma tal que cualquier proceso de cambio implica para ellos dejar la calidez y la comodidad de un trabajo que hacen ya hasta con los ojos cerrados sin cuantificar que la permanencia vitalicia en su zona de confort es el pasaporte directo a la mediocridad. Así las cosas, se hace imprescindible estimularlos a asumir nuevos retos, empoderarlos para hacer mejor su trabajo, ponerles a prueba en áreas diferentes a sus centros de expertise, en fin, hacer que las aguas de su creatividad e innovación nuevamente entren en movimiento.
Finalmente, es importante concientizar al colaborador
sobre el hecho de que no es precisamente el cambio lo que causa angustia o
dolor sino por el contrario, es la resistencia al cambio lo que genera estrés y
ansiedad. Tal y como lo mencionamos al principio de éste artículo, todo cambio
tendiente a mejorar los procesos de calidad en las organizaciones debe emanar
desde las fibras más profundas de cada uno de los individuos que la conforman,
en otras palabras, evocando aquella frase de la terapeuta Virginia Satir, “El
cambio es una puerta que se abre desde adentro”.
José
Angel Muñoz
Director
at Marketips Training,
Coach,
Trainer, Author & International Speaker.
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