ESG y competitividad empresarial
Cada vez más, las organizaciones se están dando cuenta de que actuar de acuerdo con los estándares ESG, acrónimo de Environmental, Social and Governance, aumenta la competitividad empresarial, y esto no depende de si el mercado es interno o externo. La alineación con las prácticas ambientales, sociales y de gobernanza es un indicio de solidez, especialmente en un contexto en el que el seguimiento de las partes interesadas es fundamental.
El término nació en 2004 y aparece en una publicación del Pacto Mundial en asociación con el Banco Mundial, "Who Cares Wins". Con base en esto, según las Naciones Unidas (ONU), las corporaciones pudieron, a través de prácticas ESG, mostrar una mejor reputación y una mayor resiliencia en medio de las vulnerabilidades.
La ONU también enfatiza que la información ESG es fundamental para la toma de decisiones de los inversores, principalmente porque están vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una agenda que engloba los grandes desafíos de la sociedad.
Por lo tanto, las organizaciones deben regirse por los principios que respetan y apoyan los derechos humanos reconocidos internacionalmente, así como garantizar que la empresa no participe en violaciones de estos derechos. En el ámbito laboral, es necesario apoyar la libertad sindical, eliminar toda forma de actividad forzosa u obligatoria, erradicar el trabajo infantil y eliminar cualquier tipo de discriminación.
También es necesario prestar atención a los temas ambientales, que invitan a prácticas con enfoque preventivo, responsable y proactivo, que difunden la responsabilidad social y ambiental y fomentan el desarrollo de tecnologías ambientalmente responsables.
La ONU refuerza que la observación de este conjunto de acciones es la propia sostenibilidad de la empresa, ya que es necesario minimizar los impactos negativos, potenciar los positivos y erradicar el daño ya causado.
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