Home office y sus retos
Realidad en muchas empresas ante la pandemia del Covid-19, el home office se convirtió en una alternativa para que las organizaciones sigan operando durante la crisis sanitaria. A pesar de la relajación de las medidas sanitarias relacionadas con el trabajo presencial, el sistema remoto gana cada vez más espacio en el mundo empresarial y requiere más atención a las condiciones laborales.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), antes de la pandemia, cerca de 260 millones de personas trabajaban desde casa en el mundo, lo que significa el 7,9% del empleo global. De estas personas, el 56% eran mujeres, lo que representa 147 millones. Los datos también muestran que en los primeros meses de la crisis sanitaria, en 2020, uno de cada cinco trabajadores realizaba su trabajo en casa.
Los ingresos de las personas que trabajan desde casa tienden a ser menores en comparación con los trabajadores que trabajan fuera de casa. Según la OIT, incluso en ocupaciones más cualificadas, los trabajadores a domicilio ganan en promedio un 13 % menos en el Reino Unido, un 22 % menos en EE. UU., un 25 % menos en Sudáfrica y alrededor del 50 % en Argentina, India y México.
La OIT destaca que el trabajo a domicilio suele ser invisible, ya que tiene lugar en el ámbito privado y necesita la atención de las empresas. Para ello, recomienda ampliar la protección legal, promover el cumplimiento, la generalización de los contratos escritos, el acceso a la seguridad social y el conocimiento de los derechos de los trabajadores.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca en la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la necesidad de políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de empleos dignos, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y fomente la formalización de los trabajadores.
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