Salud mental en el mundo empresarial
La Organización Panamericana de la Salud divulgó recientemente que más de mil millones de personas en el mundo viven con trastornos de salud mental, como ansiedad y depresión, una cifra que revela la dimensión global del problema. En el contexto empresarial, esta realidad se refleja directamente en el capital humano de las organizaciones: colaboradores que enfrentan estas condiciones tienden a mostrar menor compromiso, más ausencias y mayores dificultades en su desempeño.
Según los datos, estos trastornos representan la segunda causa más importante de incapacidad a largo plazo y generan enormes costos económicos, incluso a través de pérdidas de productividad ocasionadas por ausentismo y presentismo. En el mundo corporativo, esto implica que las inversiones en salud mental no son una mera acción social, sino un mecanismo estratégico para preservar la eficiencia operativa y la competitividad.
Otro aspecto relevante señalado en los informes es la escasez de recursos públicos destinados a la salud mental: en muchos países, el gasto medio representa solo el 2% del presupuesto total de salud. En las empresas, esta brecha puede ser cubierta con políticas internas de apoyo psicológico, programas de bienestar y capacitación en liderazgo, complementando los servicios públicos insuficientes.
Además, la desigualdad en el acceso a la atención es marcada: mientras los países de altos ingresos garantizan una cobertura amplia, en los países de bajos ingresos menos del 10% de las personas con trastornos reciben tratamiento. Esto subraya el papel de las empresas globales y multinacionales, que tienen la capacidad de implementar programas uniformes e inclusivos en sus operaciones, promoviendo equidad interna en la salud mental.
Referencias
Comentarios